Además, el equipo ha desarrollado un sistema innovador para medir biomarcadores de Alzheimer en muestras no invasivas, como suero, saliva o incluso lágrima, una alternativa menos agresiva al líquido cefalorraquídeo, que es actualmente el estándar diagnóstico. Esto ha sido posible gracias a una tecnología que permite detectar múltiples biomarcadores simultáneamente, incluida la proteína tau, asociada al deterioro neuronal.
En este contexto, el grupo también ha publicado recientemente un estudio que muestra cómo los hámsteres sirios desarrollan taupatía durante la hibernación, y cómo esta desaparece al volver al estado de vigilia. Comprender este fenómeno podría abrir nuevas vías para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.
Tal y como señala el profesor Holgado, “los descubrimientos biomédicos actuales son posibles gracias a los avances tecnológicos del pasado. Y ahora desarrollamos nuevas herramientas que permitan afrontar los grandes retos médicos del futuro, como el Alzheimer.”
El investigador quiso agradecer expresamente el trabajo de su equipo, así como el apoyo de las instituciones que hacen posible este tipo de proyectos: el CTB-UPM, el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos, la Comunidad de Madrid, el Instituto de Salud Carlos III y el Ministerio de Ciencia e Innovación.
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